lunes, 9 de octubre de 2017

Desde dentro: la manifestación del 8 de octubre.


Manifestarse para destruir un relato.

Ayer domingo salí a la calle con tiempo insuficiente para poder acercarme a donde no se sabía dónde podía estar la cabecera de una manifestación cuya asistencia desbordó a los organizadores y, sobre todo, desarmó a los manipuladores del discurso del "pueblo único". Los alrededores de la plaza del obispo Urquinaona estaban llenos de gente muy apretada, tanto que la perspectiva de quedarme parado en Fontanellas sin dar un paso en horas me consumió la sangre. Me escapé por un lateral para bajar en perpendicular hasta la paralela y salí, por fin, con cierto desahogo relativo a Vía Layetana, donde la marcha ya caminaba hacia la estación de Francia.Creí que iba detrás de la cabecera y resultó que andaba una hora por delante de ella...En fin, que no éramos unos manifestantes"cuadriculados" como los de la ANC, cada uno con sus coordenadas de situación, su color y su coreografía bien aprendida. Éramos un pueblo libre que salíamos para juntarnos en la reclamación de nuestra defensa acérrima del orden constitucional gravemente amenazado por la demencia separatista de los secesionistas. Aunque por biografía personal no soy amigo de banderas ni himnos, soy más de Brassens, ayer la manifestación toda era un mensaje:las banderas constitucionales: la española, la catalana y la europea. Frente a la cubanyera ilegal, tres banderas solemnemente oficiales se enarbolaban para oponernos a un golpe de estado hacia el que los secesionistas se han deslizado porque el Gobierno Central les ha dado carrete para llevarlos hasta el borde del precipicio, consciente de que, si no dan el paso, se desacreditarán ante sus secuaces y de que, si lo dan, la justicia los acogerá con la cortesía justa. A eso le llaman, los mandamases, el juego de las subestimaciones, y las consecuencias no serán imprevisibles, pero sí dolorosas las consecuencias, porque si la fiebre de la demencia secesionista se empeña en dar el golpe de estado por la fuerza bruta, serán reprimidos con toda la contundencia que permite la ley. Pero, en esta Provincia acogedora, yo quería narrar brevemente cómo se movió un ser alérgico a las masas y a las efusiones patrióticas en un ambiente dominado por esa reivindicación que comparto con ellas, sin que me posea una identificación soberbia "soy español, español, español" que hace abstracción de lo que es el azar y no se hace cargo de la necesidad de autodefinirse por algo más que por un territorio o un estado, que eso es siempre "poco" frente a la totalidad que supone cada individuo. Es evidente que existen las naciones y que exigen del individuo una renuncia limitada a su individualidad para permitir que estas existan y, además, nos impongan no pocos códigos de todo tipo, legales y sentimentales. Ayer advertí sentimientos a mi alrededor, y mucho énfasis en defender la nación española frente a la nación catalana excluyente de los secesionistas, algo así como un "¡Te vasa enterar tú de lo que vale un peine" que incluía la petición  de cárcel para Puigdemont, por ejemplo, o, en afortunada rima de un gorjeador, las galeras para Junqueras... Lo importante es que no había crispación, que predominaba el ambiente festivo y familiar, y, por suerte, era mínimo el numero de niños que asistieron a ella, en comparación  con la pederastia ideológica de que ha hecho gala el prusés secesionista. Lo que sí advertí a mi alrededor era el orgullo y la satisfacción de estar allí  para plantar cara a un desafío identitario y supremacista que se ha afirmado con unos tintes xenófobos y autoritarios imposibles de aceptar desde nuestra experiencia democrática de tantos años. Advertí una alegría que compartía plenamente: la de la mera presencia, la de "estar" cuando se debía estar: el día preciso y en el momento justo, para advertir a quien ha de tomar la última decisión, romper Cataluña y España, que nos tiene enfrente con todas las de la ley. Fueron muchos los momentos en que caminábamos sin corear ninguna consigna. De hecho, como no había consignas uniformadas, como las secesionistas, aquellos que llevaban megáfono -¿se compra uno un megáfono y lo tiene en casa, así porque sí...?-pretendían imponer consignas que duraban un suspiro, y chocaban con otras que se oían fugazmente, chocaban con la cercana y se deshacían todas como se desvanece el humo al salir de la chimenea. Éramos gentes plurales que caminábamos juntos ese día porque no ignorábamos que se había de emitir un mensaje contundente a quienes han perdido la razón política y quieren imponer un ideal de polis a sus conciudadanos, por eso estábamos ayer allí, en aquella macromanifestación. Ni siquiera saber el número de los que éramos tenía valor alguno: el impacto visual estaba conseguido y al día siguiente seríamos portada en toda Europa.Cuando una hora después de estar contemplando la pantalla gigante aparecieron los vip y los políticos, sí que advertí una diferencia de reacciones: fue, al menos en el perímetro reducido que podía abarcar, la cercanía de Arrimadas la que mayor reacción de simpatía produjo. De hecho, la Aguirre estaba en una de las puertas de la estación ante la ignorancia popular hacia ella, como si no existiese. Pero Arrimadas despertó una esperanza cierta de un posible triunfo electoral que nos sirviera de "desquite" ante la sinrazón del secesionismo. Iceta estaba ausente, por su reconocida alergia íntima a compartir escenario con C's y PP, y prefirió manifestarse el sábado, con los blancos engañosos de Podemos y al lado de la Colau en Sant Jaume, con quien aún no ha roto el pacto de gobierno en la ciudad. Cada uno es muy libre de escribir su propia deblacle electoral, sin duda. Me animó mucho que el psC decidiera asistir a la manifestación, y estoy convencido de que muchos seguidores del psC asistieron, viniendo de los barrios periféricos, donde sigue sin poder entrar el Movimiento Nacional, lo que los honra. Estoy convencido de que por mis aficiones, mi formación y mis defectos ayer era algo así como el famoso pato en el garaje, pero he de reconocer que coreé con ganas y chorro de voz algunos eslóganes como el "tevetrés, manipuladora" o el clásico "Viva España i visca Catalunya" que ha dominado en las manifestaciones del 12 O a las que he ido asistiendo regularmente con afán de testimoniar que el territorio no "es" exclusivamente de los secesionistas, por más que tengan un plan, que arranca desde la escuela y llega hasta el uso privado de la Generalidad, convirtiéndola en Particularitat, algo que se advierte, sobre todas las cosas en el derroche de los fondos públicos parta"crear opinión" favorable a sus intentos de quiebra severa de la legalidad constitucional. En cuanto a los discursos, que no se oían muy bien, en eso fallo la organización, poco se puede añadir a lo que ya han glosado personas más competentes que yo, pero dejo constancia del feliz desempeño mitinero de Vargas Llosa, recuperando el tono de la campaña electoral cuando se postuló como Presidente de Perú, y la excelente pedagogía de Josep Borrell cuyo cartesianismo explicativo chocaba no poco con el ambiente reivindicativo de quienes lo oíamos con la misma aprobación de siempre y con idéntico agradecimiento, aunque para quienes hayan visto el debate entre él y Junqueras su intervención de ayer no superaba aquel derroche de habilidad dialéctica que dejó a Junqueras hecho unos zorros, casi en el mismo estado en que quedó Puigdedmont tras entrevistarse con Évole. Que la manifestación iba en serio lo supe cuando, dejando a Villarejo en el uso de la palabra inaudible, decidí regresar como Ulises al hogar. Entonces fue, a punto de acabarse, propiamente, el acto, cuando advertí que por Via Layetana aún seguía bajando gente, que la Plaza de Sant Jaume estaba casi llena, protestando contra los mossos y Puigdemont, y que la calle Fernando y las Ramblas eran una continuación pacífica, como había sido toda la jornada, de la manifestación de la paralela Vía Layetana. En fin, que lo más importante de la manifestación no fue que se produjera, con tanto éxito de público, sino el germen de la rebeldía frente a cualquier imposición de un relato de nuestra vida en común que sea excluyente, esencialista y autoritario, porque eso y no otra cosa era el grito de lamentable reconocimiento de nuestro "dejar hacer":"Hemos estado callados mucho tiempo", un grito, así mismo, para no permitir que el silencio vuelva a paralizarnos. Si el Gobierno central era una máquina de hacer independentistas, el independentismo lo ha sido de hacer constitucionalistas. Y en esas estamos. Y por esas estuvimos, ayer.

5 comentarios:

  1. Estuve también y coincido con tu comentario y descripción aguda y brillante.

    De casa no me acompañó nadie. Pero cuando volví el primer comentario es que había venido mucha gente de fuera. Yo soy consciente de cómo venían los trenes del Baix Llogregat con manifestantes abarrotando los vagones. Tuve que dejar pasar varios trenes para poder montarme con seria dificultad en uno.

    Hoy Rufían ha dicho que los que participaron ayer no era ni mayoría, ni silenciosa ni catalana. Ya sé que este hombre no hubiera aprobado la ESO en un curso de diversidad, pero hay muchos que le dan crédito.

    Podemos ha lanzado que ayer tuvo lugar una manifestaición liderada por la extrema derecha. Ya sé que no tenemos que dar ningún valor a un partido como ese.

    Se han difundido bulos totalmente falsos para desacreditarla. Han sido desmentidos pero para muchos quedan.

    El relato que queda a algunos, no los que estuvimos allí, es que careció de valor por unos motivos u otros.

    Hoy se ha tergiversado la advertencia de que Puigdemont puede acabar como Companys. Ya sé que es absurdo y no hay que hacer caso, pero son cosas que van construyendo relatos fanáticos que tienen un amplio eco entre masas nacionalistas que solo están esperando alimento para su odio. Y no tiene solución.

    Estamos en un buen problema si mañana se declara la independencia. Tú lo ves muy claro pero en este momento las cosas son todo menos claras. Hay decenas de miles de fanáticos dispuestos a todo por ese objetivo. Les da igual que se hunda Cataluña como está sucediendo.

    Grave preocupación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo único que veo claro, como la Historia demuestra, es que no nos hallamos ante algo nuevo o no vivido con anterioridad. Que las circunstancias son distintas es de cajón, pero el Estado es mucho Estado y, ya lo hemos visto con lo de ETA, no se arredra ante nada. ¿Que eso implica dolor? Sin duda. Que le puede tocar a uno, como desafecto al Movimiento Nacional, pues mala suerte. Hoy he gorjeado que la frase más común entre los miembros del Govern debe de ser: "No m'ho puc creure, que ens hagin deixat arribar tan lluny. Cabrons!", porque ese debe de ser el miedo que ahora mismo el insensato del Puigdededo debe de estar padeciendo, y bien que me alegro. El único peligro cierto de todo esto es que renazca de sus cenizas Terra Lliure y escoja la vía vasca. Al margen de los fanáticos, ¿sería eso bien acogido por los secesionistas tibios, en su mayoría pensionistas? Lo dudo. En todo caso, confieso paladinamente que, más allá de la suspensión de la autonomía, al estilo británico, y del cierre de los altavoces mediáticos del prusés, lo que lo desinflaria no poco, no acabo de imaginarme a qué se pueden agarrar para alargar una agonía que, como en el caso de Santi Vila, ya empieza a pasar factura.Es de hoy, por ejemplo, el arrepentimiento de Duran i Lleida, un gran responsable de todo lo que está ocurriendo por amor a la poltrona. Lo que tengo claro es que yo salí ayer para legitimar la acción del Estado contra las desleales autoridades catalanas antidemocráticas. No llevaba ninguna bandera, pero no me sentía incómodo con las tres que se ondeaban Y estoy de acuerdo con el sentido que la gente de buena fe dio a la marcha: Fue un grito de paz y de orden legal.

      Eliminar
  2. Entiendo los motivos que le llevan a uno a una manifestación como esta (y ud. Juan Pérez los ha contado con mucho detalle), pero soy incapaz de meterme bajo un mar de banderas sean del color que sean. Tal vez la estelada de Borrell es la única con la que me siento realmente identificado. Creo profundamente en los valores europeos que, sin ir más lejos, inspiraron la España constitucionalista, pero también son la antesala de un continente sin nacionalismos (o eso quisiéramos algunos).

    Quizás porqué he viajado por trabajo a multiples países fuera de la Unión, he vivido en primera persona lo que significa hacer documentos oficiales, colaborar con ciudadanos que no son libres y ser cuestionado por policias autoritarios en lugares democráticamente deficitarios. He intentado contar a los secesionistas que, en mi humilde opinión, el paraíso que buscan es en el que viven. Evidentemente no ha servido de nada porqué el descaro con el que te giran la cara cuando cuestionas Itaca es el que es.

    Pero tampoco me pondré del lado de Rajoy aunque represente un estado en el que creo. Me explico: me parece facilísimo parar esto entre la política y la ley. El referendum no tenia ningún tipo de validez ni aquí ni en el panorama internacional, y el poder judicial ya se encarga de castigar a los culpables, que desechan dinero publico a tort i a dret en una causa inconstitucional. Por eso me parece lamentable que Rajoy busque radicalizar aún más a los independentistas con las cargas policiales. Es la única lectura que puedo hacer del 1-O, porqué a efectos prácticos no era mas que una repetición del 9-N con casi exactos resultados numéricos y, mas importante, morales: un derroche de energía enorme que se comen y se guisan ellos mismos, sin ir a ninguna parte.

    Los secesionistas son los culpables de la situación en la que estamos? sin duda, pero Rajoy es el encargado de haber internacionalizado el conflicto (algo que el mundialmente vapuleado Romeva nunca consiguió).

    Vivo a 900km de Barcelona, pero el antes y el después del 1-O lo he sufrido bastante. Una polarización ahora si que total de posturas, un numero cada vez mas escueto de gente con quién puedo seguir hablando del tema (con cierta gente, como solo hablan de esto, ya no puedo ni hablar), la pérdida de un proyecto en Malaga que ya estaba atado porqué "prefieren trabajar con alguien de ahí" y la intensificación de la fabrica de mentiras tanto en tv como en redes sociales.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entré en la manifestación sin bandera alguna y salí de ella como entré. Me manifesté individualmente, sin seguir ninguna consigna ni solicitación de nadie. Quería manifestar mi rechazo a la violación flagrante de la legalidad que constituye la posible DUI. De mi relato no puede deducirse en modo alguno que estar contra la secesión signifique estar a favor de Rajoy, como político (corrupto) del PP. Yo he manifestado mi adhesión al Estado en que vivimos y que nos ha permitido las mayores cotas de libertad de que hemos disfrutado nunca. De hecho, espero que todos estos acontecimientos le pasen factura a Rajoy e impidan una nueva legislatura en el Gobierno Central. Hay mucha polémica en torno a la represión de la comisión del delito de ocupación de los colegios electorales el 1O, pero, dejando de lado los excesos que los jueces han de enjuiciar oportunamente, las videotecas nos demuestran que mucho peor fue el desalojo de la Pl. de Cataluña por los mossos cuando el 15M, por ejemplo, por nop hablar del ojo que sí perdióEstyer Quintana o del empresario que fue reducido hasta la muerte en el Raval. Lamento que le haya afectado tan íntimamente la situación. A ese respecto, mire por dónde, tengo la suerte de haber "salvado" una amistad íntima que hubiera lamentado infinito perder. Ambas partes hemos reconocido que nuestro afecto profundo está por encima de las patrias y las demagogias políticas. Me considero un ser afortunado. Es curioso, pero ese fracaso emprendedor en Málaga me recuerda el que sufrió no hace mucho Antonio Banderas frente al sectarismo político en esa ciudad. Espero que, como el dicho nos consuela, otras puertas se le abran.

      Eliminar
    2. Querido Juan Perez, en ningún momento he tenido la preocupación de que había que salvar nada. A parte de la amistad incontestable, le conozco su fobia al nacionalismo que también hago mía, y eso le sitúa entre las personas con las que puedo hablar sin miedo.
      Es muy difícil estos días exponer algo sin dejarse mil cosas en el tintero. De entrada le digo que lo de Rajoy no lo decía en contrarespuesta a su texto, sino una exposición de mi propia opinion sobre el contexto actual y esta sensación a veces de soledad. Su texto es muy claro y además ya hemos hablado numerosas veces el tema.
      En cuanto a la acción policial estoy de acuerdo con usted y yo no puedo ver diferencias entre como se comportan estos tres cuerpos policiales en términos generales. Yo lo veo así: si asumimos que una sociedad moderna necesita policía, tenemos que asumir que una parte de la gente dispuesta a este trabajo tiene una naturaleza de por si violenta. Entiendo que los antidisturbios tienen un trabajo muy complejo, y que ciertos despropósitos se pueden dar y ser posteriormente investigados. Hasta ahí ningún problema. Además, me parece mal lo que hicieron los mossos, que jugaron un papel de cordialidad que no puede justificarse de ningún modo.
      Lo que no me gusto nada es en cuanto a estrategia. La importancia de la escenificación estos días es clara, y los documentos de los independentistas muestran que “cuando mas palos a su contra mejor”. Si hoy la prensa internacional esta hablando de este tema es porque ese Domingo salieron las fotos que salieron. Tan patético me parece utilizar a los niños para que sus padres cometan una ilegalidad, como que la policía destruyera puertas y pupitres de clases donde 24h después habría niños.

      Gracias por su deseo de otras puertas!

      Eliminar