martes, 8 de abril de 2014

Ensayo de panfleto charneguista…

         

                                       
            ¡Ha llegado el día de la Charneguería!
¿No nos han despreciado siempre? ¿No compararon la llegada de los murcianos con la serie televisiva Los invasores, los del meñique tieso? ¿No se han  burlado siempre de nuestros acentos regionales? ¿No nos han mirado siempre por encima del hombro? ¿No nos han tratado siempre como escoria? ¿No han arrinconado nuestra lengua al nivel del bono basura? ¿No desprecian nuestras culturas regionales? ¿No se burlan de nuestro amor a la patria común, donde está Cataluña, tratándonos como extranjeros?
Pues bien, ahora ha llegado el momento de la afirmación Charnega: demostrémosles nuestro auténtico poder otra vez. Lo hicimos ya con la abstención frente a un Estatut que pretendía ser Constitución (que hablaba de España y Cataluña como si fueran realidades políticas distintas) cuando ni siquiera llegaron  al 50% de la participación.
 ¡Volvámoslo a hacer! Pero ahora en el terreno que les habíamos cedido demasiado confiadamente: el del poder político.
Está en nuestros votos -o en nuestra abstención- rebajarles los humos a los "señoritos" que se ciscan en los santos inocentes charnegos, a esos caciques estadodeseantes (¡oh, flor de paradojas!) que  quieren okupar ilegalmente la finca Cataluña y apoderarse de los bienes ajenos.
Sí, ha llegado el gran día de los Charnegos. Escribamos, pues, en las urnas una página gloriosa de la dignidad de los ciudadanos libres que no se dejan amilanar por el fascismo identitario.
¡A las urnas, futuros parias del nonato estado catalán!
¡Agrupémonos todos en la lucha final para defender nuestra ciudadanía española y catalana! ¡No nos dejemos robar la tierra por la que tanto hemos luchado para ganarnos la vida! ¡No permitamos que los cegados por el delirio nos lleven al borde del abismo tarpeyo! ¡Hagamos valer nuestra fuerza: nuestros votos, regados por la indignación y el derecho! ¡Plantémosles cara y luchemos por un territorio que es de todos, tan nuestro como suyo!
¡Icemos la bandera de la resistencia contra la vieja y fiera Quimera! ¡Hagamos valer nuestros títulos de propiedad inalienable! ¡Desbaratemos el atraco a mano armada que pretenden: robarnos los frutos de nuestro sudor, el fruto de nuestro esfuerzo indesmayable! ¡Rechacemos su legalidad y hagamos prevaler la de todos, la única que nos ampara!  
¡Conquistemos el poder político que hasta hoy, de demasiada buena fe, habíamos cedido, confiados en la prevalencia del poder constitucional! ¡Hagámosles reconocer el imperio de la ley!
¡Todos a las urnas!
¡Por una Cataluña real y plural!
¡Por una Cataluña de todos y para todos!
¡Viva el poder Charnego! 

2 comentarios:

  1. ¿Quién es de qué tierra, Juan? Dudo de la democracia, de los procesos electorales representativos, incluso dudo de los directos, cuando los votantes eran los justos (y no precisamente necesarios), y entre todos decidían quién mandaba, quién se quedaba y, también, a quién le concedían el ostrakon, esa suerte de tiempo sabático. Incluso entonces, la democracia era cosa de unos pocos, lo mismo que ahora, régimen constante y volátil del sueño ciudadano.

    Creo que la solución no es tanto votar como pensar...

    Un abrazo

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  2. A dios rogando... No hay más, Javier. Aquí vivimos en la ficción de la "mayoría social nacionalsecesionista" y contra esa mentira no hay más prueba de la verdad que la de las urnas, la abstención incluida, por supuesto. El "ensayo de panfleto" pretendía, desde la ficción política, ver cómo sonaba una proclama que se enfrente a esa mentira. Los charnegos de aquí son los maquetos del País Vasco y los metecos parisinos: los parias, y, en cierto modo, las urnas han acabado siendo su único territorio, aun a pesar de su fragilidad...

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